miércoles, 16 de mayo de 2007

¡Viva la República!

A pesar de la omnipresencia de Hugo Chávez en el mobiliario urbano de Caracas, el actual presidente venezolano tiene un duro competidor: ni más ni menos que don Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco.

No, no es que el antiguo presidente se haya presentado a la reelección dos siglos después, al estilo de Richard Nixon en Futurama. Nada de eso. Sólo que su efigie,…



… su nombre,…



… sus palabras…





… y su cuerpo…



… están presentes en, por lo menos, tantos rincones como Chávez.

A propósito del cuerpo:

Estoy visitando la tumba que lo alberga, ubicada ésta en un edificio que, aunque fue concebido como una iglesia, se usa como mausoleo o panteón de los héroes de la patria. A ambos lados (donde irían las capillas de los santos) están dispuestos los sarcófagos de dichos héroes. El ataúd de Bolívar ocupa el altar, y se encuentra custodiado por cuatro soldados. Éstos permanecen parados, estáticos, como haciendo oposiciones a estatuas humanas de las Ramblas de Barcelona.

Cuando acabo de ver las tumbas de la derecha, me pongo frente al altar-féretro; uno de los soldados grita: "¡Firmes!" Yo, aun habiendo sido objetor de conciencia, no puedo menos que obedecer: me pongo firme casi a la misma velocidad que los cuatro soldados (y eso que juraría que ya estaban firmes). Y a punto estoy de hacer el saludo marcial, cuando oigo el chasquido de cuatro rifles.

Después de esto, empiezo a mirar los ataúdes de la izquierda. A un paso más acelerado.

Un dos, un dos.

3 comentarios:

  1. Estamos obsesionados de Chávez y Bolívar. Habrá cura?

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  2. Yo no estoy obsesionado. Lo que pasa es que hice muchas fotos.

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  3. Acabo de ver Paris, je t'aime, donde dicen que Simón Bolívar está enterrado junto a Jean Paul Sartre. ;-)

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