Demora de Moraes
Por esas razones que la razón no entiende, y que son las mejores, Camila ha optado por quedarse rezagada y prolongar su estancia en Bogotá. De modo que el Caminito se va a bifurcar cual sendero borgeano... De acuerdo, es posible que esto me esté quedando un poco pedante, pero sólo pretendía barrer bajo esta alfombra de pedantería la inevitable tristeza que me produce la separación.
En cualquier caso, Caracas me está esperando. (En realidad, llegué ayer: como dice André, este blog está muy desactualizado.)
1 comentarios:
Pues se fijen en la cara triste que tengo en la foto. Fue la separación más dura que viví en Latinoamérica. Y no me digas el contrario y ni lo corrijas, Al. Fue duro.
28 de abril de 2007, 12:15
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